Por razones de trabajo me desplacé a Badajoz este último fin de semana donde, paseando sobre el Puente del Guadiana, me encontré con una media maratón que lo cruzaba. Me adelantaban los competidores al ritmo del “tap, tap, tap…” de sus zapatillas impactando contra el pavimento del puente. Y a medida que el sonido persistía al paso de los corredores, acrecentaba y profundizaba en mi pensamiento la realidad traumática del asunto: pensaba que tanto la biomecánica del pie así como su calzado no estaban diseñados para la carrera en asfalto, tierra y pavimento. Entendía que la respuesta inflamatoria es inexorable; indiscutible. Como no entender que, un tejido semielástico como es la Fascia Plantar no sufriría cuando en una carrera de 10 Km (por continuar con un ejemplo representativo de lo relatado) se le aplicaran fuerzas de 650/800 Newton repetidas unas 9000 veces en cada pie.
Caemos en el error –nuevamente- de considerar que el organismo sufre casi por igual; por lo que sus cuidados deben de ser proporcionales. Como ya había matizado en otras ocasiones; “acostumbramos a confundir la información cualitativa con la cuantitativa”. La información nocioceptiva de la planta del pie puede ser en proporción igual de intensa, pero implica un compromiso mayor al que podría requerir por ejemplo, una molestia presentada en un cuádriceps. La fisiología del cuádriceps está encaminada a soportar altas exigencias prorrogadas en el tiempo con un periodo de recuperación relativamente bajo. La ausencia de ejercicio, estiramientos y una correcta alimentación y descanso suele ser suficiente para su condicionamiento.