Cada cierto tiempo van saliendo nuevas máquinas y gadgets para mejorar la condición física. Muchas veces son máquinas pensadas para otros ámbitos, pero terminan adaptándolas a las necesidades del mundo del fitness. Mucho marketing la mayoría de veces, pero si somos capaces de dejar a un lado el punto más sensacionalista y mercantilista de la máquina en cuestión le podremos sacar ciertos beneficios y valores añadidos a nuestros entrenamientos. La electroestimulación y las plataformas vibratorias, son dos ejemplos de máquinas pensadas más para la rehabilitación y no necesariamente en ámbitos deportivos, pero en el mundo en el que nos ha tocado vivir hay que vender y vender. Vender a la gran masa de la población. Y el sistema es sencillo; cojo una máquina que sirve para endurecer un poco o bien para rehabilitar o que va bien para la mejora de la circulación, me “invento” un estudio, pongo en medio algún tecnicismo para quedar bien y digo que es la máquina definitiva para adelgazar y además sin esfuerzo (y problema resuelto para millones de personas en todo el mundo). Y a vender a espuertas máquinas de electroestimulación y plataformas vibratorias. Hasta que al cabo de un tiempo la gente ve que realmente no eran tan útiles como parecían. Pero Business is Business.
Si os fijáis, esa fiebre que había por las plataformas vibratorias ya va menguando. En algunos gims ya no las tienen, algunas empresas del sector que sólo se dedicaban a esto han quebrado, y estas máquinas que llegaron a costar más de 1000 euros, ahora están en el mercado por menos de 200 euros.+ Sigue leyendo