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Deporte y corazón: sus adaptaciones más importantes

Deporte y corazón: sus adaptaciones más importantes

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El corazón es nuestro principal órgano.  El día que deje de latir, simplemente nos moriremos.

Con el deporte podemos hacer que este órgano mejore su eficiencia y eficacia y así aumentar su durabilidad y prestaciones.

Para hacernos una idea de cómo el deporte puede mejorar nuestro corazón veamos sus diferentes adaptaciones.

Frecuencia cardíaca.

El corazón es un motor. Cuantas más veces lata a lo largo de nuestra vida más lo estaremos gastando y más pronto se agotará. En otras palabras, es mejor que nuestro corazón lata a 60 ppm a que lo haga a 80 ppm. Con la práctica deportiva, por un lado hacemos que nuestras pulsaciones en reposo sean cada vez más bajas y por otro hacemos que al realizar un esfuerzo continuado, y al ganar resistencia, nuestro corazón pueda hacer lo mismo pero latiendo menos veces. O sea, si ahora hago 10 kms. y los hago a 140 ppm, a lo mejor dentro de un mes corriendo estos mismos 10 kms. y a la misma intensidad, mi corazón latirá a 130 ppm. Nuestro corazón habrá hecho la misma función pero desgastándose menos.

Tensión arterial.

Mucha gente por culpa de su sedentarismo y/o mala alimentación tiene este parámetro disparado. Sin entrar en términos muy específicos sobre este tema, hay que saber que la práctica de ejercicio físico aeróbico, junto a una dieta hiposódica regula la tensión arterial. Además, bajaremos nuestro peso y reduciremos nuestro stress, factores ambos, que nos ayudan también a regular la tensión.

Tamaño del corazón.

El corazón es un músculo y por lo tanto al ejercitarlo su morfología varía. Antes que nada tenemos que saber que el corazón tiene 4 cavidades: 2 aurículas y 2 ventrículos.

Con los ejercicios aeróbicos lo que hacemos es aumentar más el volumen de la cavidad cardíaca que su grosor.

Como la resistencia que tiene que vencer la sangre es relativamente baja, el corazón no aumenta su masa muscular, pero sí que se adapta para bombear más cantidad de sangre con cada latido. Con entrenamientos aeróbicos de mediana intensidad el corazón se afina y desarrolla su capacidad de enviar más sangre a los músculos aumentando su capacidad. Es lo que hablábamos antes de la mejora de la eficiencia.

En cambio, con los ejercicios anaeróbicos (pesas, sprints, ejercicios intensos y cortos…), lo que hacemos es augmentar el grosor de las paredes de la parte izquierda del corazón, más concretamente el ventrículo izquierdo. Esta, es la parte encargada de impulsar la sangre de salida hacia los músculos, una vez recibida desde los pulmones ya oxigenada. Un músculo cuando trabaja anaeróbicamente aumenta el volumen y presiona los vasos sanguíneos reduciéndolos.

El ventrículo izquierdo tiene que trabajar contra esta resistencia alta para vencer la presión de los músculos, por eso se desarrolla en grosor.

Así, si combinamos el ejercicio aeróbico y anaeróbico, haremos que nuestro corazón crezca de forma harmónica (tanto a nivel de cavidades como de su grosor) y esto hará que mejoremos su eficacia y eficiencia.

Incremento del volumen sistólico.

El volumen sistólico es la cantidad de sangre que expulsa el corazón cada vez que se contrae. Cuanta más sangre expulse en un solo latido, mejor para nosotros puesto que no deberá latir tantas veces en total. Con la práctica deportiva mejoraremos este punto. Este aumento se produce en reposo y en ejercicio submáximo y máximo.  Así, cuando realizamos cualquier actividad de tipo máximo  la sangre expulsada en cada latido se incrementará de forma importante repercutiendo positivamente en nuestro rendimiento.

Así que ya veis que la práctica deportiva mejora nuestro corazón desde varios puntos de vista; tanto para nuestro rendimiento deportivo como para hacer que nos dure más y más años en buena forma.

Sobre el autor

Andreu

Andreu

Me llamo Andreu López y soy Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Pionero en los entrenamientos personales online en España. ¿Nos ponemos en forma? www.preparadorfisicoonline.com

4 Comentarios

  1. Toni

    5 de agosto, 2010 a las 2:26 pm

    Una pregunta, desde la absoluta ignorancia:

    ¿En un balance de latidos, realment compensa las pocas pulsaciones de menos que puede tener un “atleta” en reposo a lo largo del día, enfrente de algunas horas del día con un exceso de pulsaciones importante respecto del “sedentario”?

    Gracias! cada día más enganchado a vuestros posts!

  2. andreu

    5 de agosto, 2010 a las 8:37 pm

    Hola Toni, yo no soy cardiólogo. Pero piensa una cosa:
    Imagina una persona que durante 50 años su corazón le lata a 70ppm y otra persona que durante 50 años su corazón le lata a 60ppm. Al cabo de tantos y tantos años sí que hay diferencia.
    Otra cosa es lo que ha tenido que hacer el “deportista” a lo largo de su vida para tener esas 60ppm. A lo mejor es un running de “dos pares de narices” y tiene las articulaciones renqueantes, dos tendinitis crónicas y va cojo (todo puede ser…). Pero desde el punto de vista cardíaco habrá valido la pena.

  3. Miguel Olivares

    19 de octubre, 2010 a las 1:37 am

    Es cierto que tu corazón no reacciona igual al hacer una actividad aeróbica nueva después de llevar un tiempo con otra actividad aeróbica?

  4. Andreu López

    19 de octubre, 2010 a las 10:56 pm

    Hla Miguel,
    No sé exactamente lo que quieres decir. Lo que sí es verdad es que si siempre vas a correr, el día que hagas otra actividad (pongamos remo), tu cuerpo deberá adaptarse y seguramente tu corazón lo fatigarás antes (imaginando que vayas a la misma intensidad que en la carrera).
    Piensa que toda actividad cardiovascular mobiliza unos músculos que no siempre son los mismos. Cuando corro utilizo las piernas, cuando nado utilizo todo el cuerpo (por eso subimos antes de pulsaciones, porque mobilizamos todo el cuerpo a la vez), cuando pedaleamos utilizamos las piernas pero no damos saltitos, no impactamos (tal y como ocurre en la carrera).
    Con esto quiero decir que a lo mejor para ir al 70% en carrera deberé ir a 150 ppm y en la bici para ir a mi 70% deberé ir a 140 ppm. Pero según creo entender en tu pregunta el hecho de hacer siempre hacer una misma actividad y luego cambiar, no tendría nada que ver con que el corazón reaccione siempre igual.

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