Seguramente, después del ocio nocturno, el sector del fitness es el que más ha sido golpeado por las diferentes restricciones de cada Comunidad Autónoma de nuestro país.
Después del primer confinamiento total al que se sometió a la población, los gimnasios aún no pudieron abrir y cuando lo hicieron fue con muchas restricciones. Y de hecho, a día de hoy, aún están con restricciones y dando algunos pasos atrás.
Y es que, hacer pesas o spinning con mascarilla, el cambiarse con mascarilla o incluso el prohibir (en su día), el ducharse y utilizar los vestuarios, o simplemente tener controlado el aforo, no ha ayudado a que los usuarios vayan a entrenar normalmente.
No es ningún secreto que mucha gente ha decidido hacer deporte al aire libre, utilizar parques públicos, practicar calistenia… y así ahorrarse la mensualidad del gimnasio.
A estas alturas deberíamos poder hacer casi vida “normal” en los gims, pero ni por esas. La variante Omicron, ha hecho que muchos propietarios se pongan las manos a la cabeza, por qué no remontan el vuelo. Enero, que debería ser un mes muy alcista en cuanto a alzas de los socios, no está siendo así.
Según un informe elaborado por la consultora BDO:
– Un 36% de las empresas del sector esperaba durante el 1er trimestre de 2022, no tener ningún tipo de restricciones.
– Los ingresos disminuyeron un 40% durante 2020.
– En 2021, durante algunos meses, se llegó a facturar a niveles de pre-pandemia, pero por culpa de la variante Omicron, los ingresos volvierons a bajar alarmantemente.
En día de hoy, de promedio, los gims están facturando un 30-35% menos que en el 2019. En Barcelona, donde la cadena DIR tiene más de 17 centros, ya ha tenido que cerrar alguno pese a haber recibido ayudas de la Generalitat.