Seguramente habremos oído en más de una ocasión hablar sobre el entrenamiento funcional. Pero para la mayoría se le escapa su significado o simplemente no acaba de entender lo que hay detrás de este tipo de entrenamiento.
Antes que nada, hay que decir que el entrenamiento funcional ni es una moda, ni una tendencia, ni un producto. Básicamente lo que trata el entrenamiento funcional es entrenar y desarrollar programas de ejercicio utilizando los conceptos de anatomía funcional de manera práctica. O dicho de otra forma; el entrenamiento funcional son unos movimientos y ejercicios que mejoran la habilidad del deportista para realizar sus actividades diarias y deportivas con mayor eficacia y eficiencia.
Ahora bien, cuando hablamos de funcional, debemos hacernos una pregunta. ¿Funcional para qué? ¿O para quién? El término funcional es muy relativo. Lo que es funcional para un nadador no lo es para un ciclista, ni para un runner, ni para un tenista. Así pues, deberemos tener muy en cuenta con que objetivo nos entrenamos.
Nuestro cuerpo es nuestra principal herramienta de trabajo, pero gracias a los avances de la industria deportiva tenemos acceso a material que nos ayudarán a entrenar de una forma más eficaz: fitball o pelota suiza, bosu, kettlebells, bandas elásticas, pesas, trampolines, colchonetas, conos, máquinas de musculación…