Preparar un reto no es nunca fácil y menos cuando es un reto de larga distancia. Y menos cuando es un reto por etapas. Puede ser el caso de las pruebas ciclistas como la Transpyr. Dicha prueba consta de 8 etapas y todas ellas con desnivel, así que la preparación se nos hace aún más compleja.
Y aquí no somos profesionales. Los ciclistas de élite salen a entrenar todos los días, pero los demás intentamos hacer lo que podemos entre semana y dejamos los findes para hacer las tiradas largas y con desnivel.
Además, si hacemos un reto con mountain bike, en función de donde vivamos, a lo mejor sólo podemos entrenar con ella los findes y entre semana hacer algo indoor o en el mejor de los casos con bici de carretera.
Una preparación tan compleja nos puede llevar fácilmente a errores en nuestra planificación que nos pueden llevar a fracasar en nuestro intento. Y aquí no hablamos de conseguir una marca determinada, sino de simplemente ser capaces de acabar las 8 etapas, disfrutando y terminar enteros.