Si le explicáis a alguien que vais a empezar a correr descalzo o si defendéis la práctica del barefoot running seguro que habéis comprobado de primera mano la inmediata reacción de sorpresa que causa en la gente. Según el carácter de vuestro interlocutor aparecerá una mezcla de perplejidad, confusión, temor o incluso desaprobación. Frases como “con la de cristales que hay en el suelo y lo sucio que está todo”, “con lo blanditos que tenemos los pies” o bien mi favorita “las personas no estamos preparadas para eso”.
Como vimos en el último artículo hay varios factores que complican mucho iniciarse en el barefoot running aun y cuando estemos concienciados e involucrados en practicarlo. De todos esos motivos destaco dos que creo que a la postre son los que realmente frenan a mucha gente:
- No encontrar el lugar adecuado para empezar
- El temor al qué dirán
Ambas están muy relacionadas y muchas veces el no encontrar el lugar adecuado puede deberse a no ser capaz de encontrar una localización lo suficientemente aislada o poco transitada como para no cruzarnos con nadie durante nuestros periodos de carrera. Yo he pasado por ahí y no puedo decir que ya lo tenga superado del todo.
La primera vez que corrí descalzo (a sabiendas de lo que estaba haciendo) fue un día por el paseo marítimo. Llevaba ya más de los 21 días de calzado minimalista de los que os hablé y sentía que mis pies y mis piernas estaban ya muy adaptados a caminar sin una suela de goma amortiguadora.+ Sigue leyendo