Todos los amantes de la actividad física hemos estado expuestos a altas temperaturas en alguna ocasión. En verano acostumbramos a tener más tiempo, el día es mas largo y los horarios laborales (para algunos) tienen mayor flexibilidad, por lo que muchos de nosotros aprovechamos ésta época del año para salir a entrenar, aunque a veces esto nos lleve a entrenar bajo temperaturas de más de 30 grados o con mucha humedad. La realidad es que bajo éstas condiciones, salir a correr es de verdaderos locos por el running, a menos que no se esté entrenando para correr pruebas como la Marathon Des Sables, dónde el cuerpo debería acostumbrarse si queremos terminar en condiciones.
Nuestra fisiología cuando entrenamos con altas temperaturas, responde:
- Aumento de la frecuencia cardíaca. El aumento de la temperatura de la piel provoca el aumento de la frecuencia cardíaca.
- Mayor sudoración, favoreciendo la pérdida de sodio, potasio y otros minerales.
- Disminución del volumen plasmático. El plasma es la parte líquida de la sangre a través del cual se transportan los elementos celulares (glóbulos rojos con oxígeno, los glóbulos blancos…).
- Aumento de la producción de ácido láctico.
- Mayor producción de catecolaminas: adrenalina y noradrenalina.