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La agonía de la competición

La agonía de la competición

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Muchos de los que entrenan no compiten. Entrenan simplemente por el gusto a entrenar (moverse, ejercitarse), sin mirar ritmos, pulsaciones ni nada. Su único objetivo es ponerse en forma y sentirse bien. A menudo cuando les preguntas porqué no hacen ninguna carrera te dicen que no es su objetivo, que no necesitan mejorar marcas.

Y es que cuando uno entrena en vistas a un objetivo, los entrenos pueden convertirse en un pequeño calvario. Sobretodo si queremos entrenar bien y de una forma “profesional”.

Los que nos vayáis siguiendo sabréis que proponemos unos entrenos que se basan en trabajar con un volumen relativamente corto pero a ritmos altos. O sea, si queremos hacer 50’ en una carrera de 10 kms, no nos conlleva nada bueno hacer tiradas de 15 kms y/o ir a ritmos de 6’km por ejemplo. Mi objetivo es ir a 5’km con lo cual, en mis entrenos, intentaré ira ese ritmo o incluso algo más rápido. O sea, nada de ir a entrenar mirando los pájaros o escuchando música para ir a un ritmo cómodo. Voy a tener que “sufrir”. A lo mejor un día sólo tendré que hacer 5 kms, pero esos 5 kms serán a 4’40”. Otro día me tocará hacer 5 series de 1000 mts, pero a ritmo de 4’km. Siempre a ritmos de competición o ritmos altos. Entrenos cortos y dejando recuperar y descansar, sí, pero entrenos a ritmos de competición (que para eso queremos competir) o ritmos aún más rápidos. Y no es lo mismo hacer 5 km a mi aire, que hacer 5 km a un ritmo algo más rápido que el que quiero llevar en el día de la carrera.

Agonía

Agonía viene del griego agon. Agon significa competición, con lo cual las palabras agonía y competición, vienen a significar lo mismo. Da igual que uno termine primero o termine último. Si competimos al 100% de nuestras posibilidades sufriremos por igual. Y no todos tenemos la misma capacidad de sufrimiento. La verdad es que son muchas las personas tienen unas capacidades innatas de ser unas figuras en el mundo del deporte. Pero no todos llegan. Sólo una minoría. Repito, no todos tenemos la misma capacidad de sacrificio. Y eso es genético. No hace mucho se publicó un estudio en el que se afirmaba que los campeones olímpicos se caracterizaban por tener un conjunto de genes iguales. Estos genes hacían referencia a los genes del esfuerzo, del sufrimiento… No todo el mundo se puede vaciar siempre al máximo de sus posibilidades. Hay quien sería capaz de hacer un tabata al día (4 minutos a tope) y otros que su capacidad de sacrificio o sufrimiento (ojo, no hablamos de rendimiento), les permite hacer  sólo 1 o 2 tabatas a la semana. Y aún así no tendrían la capacidad de vaciarse al 100%.

A uno le puede gustar salir a correr o montar en bici, pero sólo disfruta cuando va a un ritmo medio, sin fatigarse en exceso o sólo apretando cuando le apetece. Salir a entrenar siempre al 100% no entra dentro de sus posibilidades. No está preparado físicamente ni mentalmente. Salir siempre a correr a 5’km o ritmos más altos le puede suponer a esa persona un estrés demasiado grande como para poder soportarlo. Aunque dejemos descansar el cuerpo, mentalmente ir siempre a ritmos altos, es agotador para mucha gente. A lo mejor disfruta haciendo 2 o 3 carreras al año a ese ritmo, pero en sus entrenamientos diarios busca otros objetivos. En estos casos es muy difícil que el deportista consiga mejorar sus tiempos. Aunque quiera, tiene una limitación física y mental (y ahí no se ha encontrado aún una relación que explique este fenómeno). Me puedo concienciar un par de meses para hacer marca en los 10 kms, pero esta será una tónica que no voy a poder aguantar toda una temporada. De hecho es frecuente ver deportistas que se cogen en serio un par de pruebas y las demás las hacen a otros ritmos más llevaderos.

 

Compitiendo

La competición es adictiva. Es como una droga. Hay gente que necesita enfrentarse a la competición regularmente. Bien sea para mejorar marcas, para hacer retos nunca realizados, para batir a un rival en concreto o simplemente para liberar todo el estrés acumulado. Es ese gen que pese al dolor de piernas, el cansancio acumulado, el ácido láctico, nos hace continuar y sentir vivos.

Para los que nos basamos en la cultura de lo paleolítico, si hacemos caso al hecho de que el movimiento es algo inherente en el ser humano, podemos añadir que el sufrimiento es algo también inherente en el hombre. El día a día del hombre paleolítico era una lucha constante: para evitar ser cazado, para cazar, para encontrar agua, para encontrar un lugar cómodo para vivir… O sea, el hombre nacía para esforzarse y sufrir. Hoy día, por suerte para la gran mayoría de humanos, podemos tener una vida más o menos digna sin tener que pensar si hoy vamos a comer o no, o si tendremos que dormir al aire libre o bajo un confortable techo. Pero hoy día aún somos muchos los que tenemos esa necesidad de movernos y de hacerlo de una forma “competitiva”. Está grabado a fuego en nuestro genoma. Competimos y entrenamos al 100%, como si nos fuera la vida en ello y cuando terminamos esa carrera o entreno, nos invade una sensación de placer y bienestar (el típico subidón), sólo comparable al del hombre paleolítico cuando conseguía cazar y comer una buena presa.

Sobre el autor

Andreu

Andreu

Me llamo Andreu López y soy Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Pionero en los entrenamientos personales online en España. ¿Nos ponemos en forma? www.preparadorfisicoonline.com

3 Comentarios

  1. Simó Tercero

    28 de noviembre, 2012 a las 9:23 am

    A mi me pasa un poco al reves, no me agrada competir demasiado, pero entreno siempre al 100% y cuando tengo un entreno planificado los dias que me molestan son los que no tengo que ir al 100% y he de ir al 65% o cosas de estas, que aunque se que es lo que debo hacer, mi cuerpo y mente me pide entrenar al 100% siempre.
    Saludos

  2. adriana-fecundacion in vitro

    8 de diciembre, 2012 a las 8:36 pm

    Yo entreno simplemente por el mero hecho de sentirme mejor conmigo misma, y quitarme el estrés de encima.

  3. Rubens Loor

    14 de diciembre, 2012 a las 12:29 am

    No me gusta competir tanto como cuando lo hago conmigo mismo, el ponerme retos contra mi es lo que mas me motiva, sera por que de joven me subestimaba mucho, gracias a practicar ciclismo pude ver que tan lejos he llegado y como he ido mejorando con el paso de los años.

    Al igual que Simó, mi mente siempre me exige dar lo máximo, pero tengo que ponerle frenos y gracias al mismísimo Andreu que recomienda darle espacio de recuperación al cuerpo evitando el sobrentrenamiento, ahora trato de hacerlo un poco mejor.. aplicando la consabida formula (Esfuerzo+Recuperacion=Mejora).

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