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Hooligans cara a cara delante del espejo

Hooligans cara a cara delante del espejo

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Que el deporte es un fenómeno de masas todos lo sabemos. De hecho, el evento más seguido en todo el planeta son los JJOO, y por detrás está el Mundial de Fútbol.  Dos eventos deportivos. Difícilmente nos vamos a encontrar a alguien a quien el deporte no le sea indiferente. Aunque no tengamos un equipo preferido ni practiquemos ningún deporte en concreto y chillemos a los 4 vientos que el deporte en general nos aburre, nos es muy difícil no contagiarnos de la alegría colectiva cuando nuestra selección juega o bien cuando algún equipo con el que tenemos cierta afinidad (ya sea geográfica o porque algún amigo es simpatizante del mismo, o por lo que sea), está jugando un partido importante o está directamente jugando una final.

¿Cuanta gente que no es ni del Barça ni del Madrid y que seguramente el futbol ni le vaya ni le venga, seguirá el próximo derby? Bien sea por el partido en sí, por el morbo Mourinho-Guardiola, por ver lo buenos que están los Ronaldos, Piqués y compañía o simplemente para dar la tabarra al compañero de trabajo de turno por si pierde su equipo. Serán millones las personas que estarán pegadas al televisor.

La cuestión es que el deporte, es algo más que un juego. Es un sentimiento, es una obsesión, es una liberación, un pasatiempo, un negocio, es salud… el deporte son muchas cosas. Y hay muchos intereses creados a través de él.

Pero el deporte también es violencia. Dentro del terreno de juego y fuera de él. Violencia física o violencia verbal, pero violencia en definitiva.

De eso sabe mucho un periodista británico: Bill Buford, autor del libro Entre los vándalos. En él nos cuenta como se infiltra en los diferentes grupos de seguidores de los clubes de fútbol de la Premier League. Y nos describe con total detalle el funcionamiento de los hooligans. Buford intenta ser uno más y pasar totalmente desapercibido entre ellos (aunque en más de una ocasión casi descubren su “personaje”).  Vive como ellos, habla como ellos, piensa como ellos, come como ellos, trabaja como ellos… en definitiva, organiza su vida para intentar conocerlos un poco más y de paso entenderlos mejor. Os podéis imaginar los especímenes que forman este tipo de grupos. De hecho los hooligans ingleses juntamente con los holandeses tienen fama de ser los más provocadores (llamémosles así) de toda Europa. Si vivís en alguna ciudad futbolera y vuestro equipo ha jugado contra algún equipo inglés y ha sufrido la avalancha de seguidores británicos, sabréis de que hablo.

Unos utilizan el fútbol como una tapadera para difundir su ideología política (que suele ser de derechas y fascista) y otros utilizan el fútbol para desahogarse de una vida gris y triste y sin ningún futuro. Sea cual sea su motivación, la violencia siempre está presente en sus actos.

En este contexto Holanda, país pequeño pero que también sufre el problema de los hooligans, quiso experimentar sobre  como hacer que estos seguidores estuvieran un poco más calmados durante el partido y por tanto no dieran muestras de su violencia (ni física ni verbal).

El objetivo en concreto era que el ruido que producían estos seguidores se redujera (entendemos por ruido: gritos, insultos, improperios, lanzamientos de objetos de todo tipo, golpes en el mobiliario del estadio…). Midieron el ruido con unos medidores durante unos cuantos partidos y así obtuvieron unas referencias válidas. Y luego hicieron lo siguiente: Analizaron el trayecto que recorren los hooligans desde que entran en el estadio hasta que llegan a su asiento. Y en ese trayecto (escaleras, túneles, pasadizos…),  cubrieron las paredes con espejos. Sí, espejos. Con lo cual durante todo el camino hasta sus localidades estos hooligans ya medio borrachos, con la cara roja, sudados, pestilentes, y vestidos con bufandas y gorros de su equipo, se veían las caras durante todo el tiempo que duraba el trayecto. Este simple hecho de verse en un espejo, les supuso un darse cuenta de su estado. El espejo es un fiel reflejo de cómo estamos. Imagino que a nadie le gusta verse cuando está llorando o cuando está enfadado. Nos da vergüenza vernos, rechazamos esa visión. Poned a un niño que llora delante de un espejo, a ver que ocurre. Seguramente agachará la cabeza y empezará a callar. A no ser que llore por algo realmente importante.

En definitiva, esos hooligans al verse a sí mismos hizo que su violencia, tanto física como verbal, se redujera en el campo. Animaban sí, pero dentro de unos parámetros normales.  Eran violentos pero también tenían sentido del ridículo.

Con mis alumnos antes de empezar una clase los siento de cara a un espejo (el típico espejo para hacer gimnasia rítmica), pues bien, canela en rama: calladitos y intentando no alzar mucho la vista (es una edad en la que muchos no aceptan aún su físico).

Otro truco cuando estamos en el aire libre es sentarlos con el sol de frente. Así, hay más probabilidades de que su comportamiento sea mejor. Ignoro si en los estadios de futbol las zonas donde se ubican los seguidores más radicales, están pensadas especialmente para ellos teniendo en cuenta estos factores o simplemente los ubican en una zona determinada al azar, pero sería un ámbito de estudio interesante. Estamos hablando de poder “manipular” positivamente a grandes masas de personas.

No recuerdo cual era el estadio holandés que hizo este experimento ni tampoco sé que otros estadios siguieron el mismo ejemplo, pero si algún lector ha estado en Holanda y ha visitado algún campo y nos puede ilustrar será bienvenido.

Sobre el autor

Andreu

Andreu

Me llamo Andreu López y soy Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Pionero en los entrenamientos personales online en España. ¿Nos ponemos en forma? www.preparadorfisicoonline.com

3 Comentarios

  1. ELOY

    20 de noviembre, 2010 a las 7:02 pm

    Buen articulo,
    Pero una pregunta, “el deporte es violencia”??
    “El Deporte es practicado por gente violenta” me parece mas acertado.

    Os regalo un par de frases:
    “para ser parte de la solución tienes antes que asumir que eres parte del problema” (Stephen Covey)
    “Si realmente podemos entender el problema, la respuesta vendrá de este mismo, porque la respuesta no esta separada del problema” (Jiddu Krishnamurti)

    Esto es lo que hace este periodista de manera muy acertada y arriesgada.
    Pd: grácias por el par de truquillos con los alumnos los pondré en práctica.

  2. andreu

    21 de noviembre, 2010 a las 8:02 pm

    Hola Eloy. El deporte de per se obviamente no es violento, pero por desgracia en muchas ocasiones es así, nos guste o no. Y eso no lo podemos esconder. Da igual si hablamos de deporte escolar o de deporte de alta competición: violencia física o verbal, tanto por parte de los jugadores, como de los aficionados, como de los periodistas… Nos guste o no, es una realidad.

  3. Anthony crawell

    26 de noviembre, 2011 a las 3:39 pm

    FUERZA HOOLIGANS!!!!

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