La vitamina C es una vitamina esencial para los humanos. Hace 4 millones de años perdimos la habilidad de producir nuestra propia vitamina C, provocando que sea imprescindible su ingesta a través de la dieta. Además, al ser hidrosoluble y no poder almacenarse en el cuerpo debemos asegurar el aporte diario para que pueda realizar sus funciones.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda la ingesta diaria de 75-90 mg. / día, basándose en la aparición de deficiencias que puedan llegar a provocar patologías cómo el Escorbuto. La realidad es que antes de sufrir una patología, la carencia de vitamina puede mostrarse en forma de:
- Encías sangrantes. Tendencia a la gingivitis.
- Mala cicatrización de las heridas.
- Debilidad capilar. Tendencia a la formación de “morados”.
- Dolores articulares.
- Falta de energía, sobretodo por la mañana.
- Anemia.
- Envejecimiento de la piel. Debilidad del pelo y la piel.
- Dolor de cabeza después de esfuerzos físicos intensos.
- Falta de concentración.
- …
Muchos terapeutas, basándose en algunas investigaciones, recomiendan la toma de 1-2 gramos de vitamina C al día (1,5 kilos de fruta y/o verdura al día). De todas formas, las necesidades diarias de ésta vitamina dependerá de muchos factores, cómo los hábitos tóxicos (fumador…), la contaminación, la exposición a pesticidas, el stress, el ejercicio físico…