El pasado sábado 30 de Junio, con Moi Vila a la cabeza realizamos en Barcelona el Test de Leger. Somos conscientes de que la mayoría de gente no conoce la utilidad de dicho test pero a la práctica nos resulta una herramienta muy valiosa para nuestros entrenamientos.
Dejando de banda a los que cuando entrenan lo hacen siempre al máximo de sus posibilidades, independientemente de si corren 5, 10 o 15 kms (cosa por otra parte, nada recomendable), los demás lo hacen según pulsaciones y/o ritmos. Son deportistas que acostumbran a leer sobre el tema, que intentan aprender cada día un poco más, y que se compran un buen pulsómetro con la esperanza de poder entrenar más y mejor. Pero a veces la cantidad de información y de tendencias es tal, que ello sólo genera confusión.
Normalmente el deportista tira de la archiconocida fórmula 220 pulsaciones-edad. Un deportista de 20 años, tendrá unas pulsaciones máximas teóricas de 200 y a partir de ahí, según quiera entrenar a su 70 u 80% es tan fácil como hacer una regla de 3 para saber a qué pulsaciones entrenar. Pero esta fórmula nos queda muy corta. Muchas veces, la frecuencia cardíaca máxima teórica no se corresponde con la frecuencia cardíaca máxima real. Como consecuencia las intensidades programadas de entrenamiento no se ajustan a las intensidades reales de esfuerzo, tal y como se verá en los casos reales que exponemos a continuación. Y por tanto, no se conseguirán las adaptaciones deseadas. Además, tenemos que individualizar el entrenamiento: ¿Es lo mismo una persona de 20 años, activa que hace carreras y entrena cada día, que otra persona también de 20 años, obesa y totalmente sedentaria? A los dos la fórmula les marcará lo mismo, pero creo que todos entendemos que pese a tener que ir a las mismas pulsaciones no estarán haciendo el mismo trabajo.
Luego apareció la fórmula de Karvonen, de la cual ya hablamos de ella en este post: La fórmula de Karvonen, afinando un poco más. El gran avance de Karvonen fue tener en cuenta las pulsaciones en reposo del la persona en cuestión. A mayor condición física, más bajas son las pulsaciones en reposo. Así pues las pulsaciones en reposo son una variable a tener muy en cuenta a la hora de nuestros entrenamientos.
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